Historia de la Agricultura
La historia de
la agricultura incluyendo la domesticación de plantas y animales se
desarrolló alrededor de hace 10 000 años, aunque previamente los humanos ya
habían alterado las comunidades de flora y fauna para su propio beneficio a
través de otros medios, como el fuego.1 2
La agricultura ha
sufrido importantes desarrollos desde la época de los primeros cultivos.
El Creciente Fértil del oeste de Asia, Egipto, India fue donde se
produjeron las primeras siembras y cosechas planificadas.
El desarrollo
independiente de la agricultura ocurrió en el norte y en sur de China, África Sahel, Nueva Guinea, partes de India y varias regiones
del continente Americano.3 Las técnicas
agrícolas como la irrigación, la rotación de cultivos, la aplicación de fertilizantes fueron
desarrolladas poco después de la revolución neolítica pero han sufrido avances muy importantes en
los últimos 200 años. El método Haber-Bosch para la síntesis
de nitrato de amonio representa un gran avance y permitió que los
campos de cultivo superaran los obstáculos previos.
En el siglo xx, la agricultura en los países
desarrollados, y en menor medida en el mundo en vías de desarrollo, se ha
caracterizado por un aumento de productividad, la sustitución del trabajo
humano por los fertilizantes sintéticos y los pesticidas, la cría selectiva y la mecanización.
La historia reciente de
la agricultura ha estado estrechamente vinculada con una serie de temas
políticos, entre ellos la contaminación del agua, los combustibles, los organismos, los aranceles y los subsidios agrícolas.
Tipos de Agricultura
En
el neolítico se practicaba una agricultura itinerante (y que todavía hoy
practican algunos pueblos primitivos), que consistía en abandonar las tierras
una vez han sido agotados sus recursos y buscar nuevos suelos productivos.
Actualmente la agricultura ha evolucionado hasta alcanzar carácter industrial,
donde la ingeniería genética, química y tecnología mecánica juegan papeles
fundamentales.
Se
distinguen varios tipos de agricultura:
Extensiva
La
agricultura extensiva es aquella en la que se realizan labores sencillas, y en
los que se emplean abonos orgánicos, como estiércoles, prescindiendo totalmente
de los fertilizantes artificiales. Es un tipo de agricultura defendible desde
el punto de vista ecológico, pues la tierra no suele estar sujeta a la presión
que imprimen otras actividades, como la agricultura intensiva o industrial.
Intensiva
o industrial
La
agricultura intensiva o industrial es aquella en la que se realizan labores
complejas, y que depende totalmente de fertilizantes artificiales para su óptimo
desarrollo. Los suelos producen habitualmente de forma continuada, lo que
implica la necesidad de restituir también continuamente los elementos minerales
que ya fueron asimilados por las plantas; esto supone tener que enfrentarse a
la larga a variados problemas medioambientales, derivados no sólo del frecuente
uso de productos químicos, sino también de la imperiosa necesidad de asegurar
las cosechas contra plagas y enfermedades mediante pesticidas, herbicidas,
etc., que pueden terminar finalmente introduciéndose en la cadena alimenticia.
Biológica
La
agricultura biológica nació para dar respuesta a los problemas planteados por
la agricultura intensiva. Se trata de una actividad cada vez más demandada por
los consumidores, respetuosa con el medio ambiente y la salud. Este tipo de
agricultura recurre a métodos naturales para luchar contra las enfermedades y
plagas, y rechaza la utilización de pesticidas y fertilizantes sintéticos.
Parcelaria
La
agricultura parcelaria está limitada a superficies dispersas y reducidas.
Existen muchas regiones en el mundo que por sus características orográficas
están dedicadas a este tipo de agricultura. Un ejemplo son los andenes o terrazas andinas
prehispánicas y que aún existen en la altiplanicie guatemalteca, donde se
cultiva maíz, alubias y calabazas; y café en las zonas más bajas de las
laderas.
Monocultivo
La
agricultura de monocultivo es una actividad que está especializada en un único
producto. Aunque los agricultores de subsistencia de todo el mundo suelen
cultivar variados vegetales, no suele ser así en el caso de las grandes
explotaciones de carácter comercial. Así, muchas explotaciones producen sólo
café, té, cereales, cacao, o caucho. Un ejemplo es la dependencia de Tailandia
del arroz, que es uno de los mayores productores del mundo de esta graminácea;
o Sri Lanka, que depende enteramente de la producción de té.
Cuando
se dedica una superficie a la producción de una sola especie, suele
proporcionar mayores beneficios económicos, ya que se simplifica la gestión del
suelo, la producción y su comercialización. Sin embargo, puede dar lugar a la
concentración de plagas que, aunque habitualmente suelen ser controladas,
pueden en ocasiones producir la devastación y pérdida de la producción. La
diversidad de cultivos es una ventaja contra este problema, pero está limitada
por las características de los suelos, clima, y otros factores de carácter
económico.
Desde
el Neolítico
Se
estima el origen de la agricultura en el Neolítico. Este periodo, que es el
segundo de la Edad de Piedra (de ahí "Neolítico" o "piedra
nueva"), se sitúa aproximadamente hace unos 8.000 a 10.000 años.
La
vida social de esa época comenzaba a estabilizarse tras el periodo de
adaptación del Mesolítico en cuanto a costumbres y tradiciones, y se iba
alejando progresivamente de la vida nómada del cazador-recolector. Básicamente
se dedicaban al pastoreo, domesticación de animales, confección de tejidos,
modelación de cerámicas y cultivo de la tierra. Fue no obstante una época de
cambios revolucionarios en las formas de vida.
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